Una de las cosas que nos ha llevado a publicar el libro sobre Manuel Escorza es esa construcción social, sin duda interesada, que achaca toda la violencia política en la retaguardia catalana al movimiento libertario; situando dicha violencia en un plano, además, alejado del valor estratégico del control del propio territorio, y utilizando «monstruos útiles» -como Manuel Escorza- que funcionan como epígonos de esa visión capciosa.
Una visión que, en definitiva, pretende silenciar las responsabilidades de otros sectores políticos con respecto a la violencia de retaguardia, mientras niega el valor estratégico de la actuación de la Comisión de Investigación de la CNT-FAI (dirigida por Escorza) durante el primer año de guerra.
La foto es de nuestro colaborador Víctor Cobaleda.