Acostumbrados a las pequeñas alegrías de esta aventura temeraria, hoy no sabemos cómo demonios afrontar esta noticia funesta; sí, esta misma mañana, un lector amigo de esta casa nos informaba de la muerte de uno de los nuestros, de alguien a quien desde hace mucho tiempo considerábamos un miembro más de esta extraña familia editorial, Piedra Papel Libros.
Ayer murió Canek Sánchez Guevara, solo tenía 40 años. Según la prensa, murió en el quirófano, en México D.F., tras ser operado a vida o muerte de una afección cardiovascular.
Como bien sabéis, Canek fue el traductor de dos de nuestras obras: El espíritu corporativo, de Georges Palante, y Los vicios no son crímenes, de Lysander Spooner (ambas pertenecientes a Libros del Borde, nuestra colección de ensayo). Canek -el nieto díscolo del Che, afín desde hace años al movimiento libertario y estudioso del anarquismo individualista norteamericano y galo- siempre se portó con nosotros como un igual, poniendo su granito de arena para que Piedra Papel Libros tirara hacia delante (por ejemplo, cediéndonos sus traducciones a cambio de que le hiciéramos llegar unos cuantos ejemplares de nuestros títulos).
Para nosotros, que haciamos planes para conocerle personalmente y agradecerle de viva voz su infrecuente generosidad, es un palo tener que asumir que nuestra fructífera colaboración haya tocado a su fin de forma brusca. Sinceramente, no sabemos cómo expresar nuestro dolor por esta pérdida más allá del balbuceo de estas palabras, pocas, con las que al menos queremos dar testimonio del afecto que sentíamos hacia él y que seguiremos teniendo siempre hacia su memoria.
Para terminar, expresamos desde aquí nuestras más sinceras condolencias para con su familia y amigos, algunos de los cuales son ya también nuestros.
Que la tierra te sea leve, compañero.
NΑ ΜΗΝ ΖΗΣΟΥΜΕ ΣΑΝ ΔΟΥΛΟΙ
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