Después de un largo periodo de trabajo, nos complace mucho anunciar la reciente publicación de Barricadas de papel, una antología de la poeta anarquista griega Caterina Gogu (1940-1993) preparada por Juan Merino, quien también se ha encargado de la traducción y el estudio preliminar a la selección de poemas.
La presente edición es una iniciativa conjunta nuestra editorial y la Delegación de la Fundación Anselmo Lorenzo en Aranjuez.
Esta antología poética, la primera en lengua extranjera, refleja las luchas de los grupos anarquistas griegos de los años 70 y 80, las ocupaciones de fábricas y la lucha contra los agentes de la Junta y la extrema derecha y es un testimonio de sus enfrentamientos callejeros contra el progresismo pequeñoburgués.
Su protesta implacable pretende la subversión de la sociedad. Su sentido colectivo y revolucionario enfoca al ser humano marginal, la revolución sexual, el feminismo; propone un enfrentamiento total a la cultura de masas dominante y denuncia la represión de la maquinaria estatal, la humillación del ser humano y la imposibilidad de una vida digna.
Su caudal poético fluye a través de las heridas, las variantes del sufrimiento, la desintegración del sueño colectivo, la sensación de impotencia, la angustia existencial, la realidad social insolidaria, la humillación, el agotamiento vital, el resurgir de la conciencia y los callejones sin salida políticos.
Caterina Gogu fue actriz, guionista y poeta. Nació en Atenas el 1 de junio de 1940. Saltó a la fama como niña prodigio con papeles secundarios en comedias en las que daba vida a jóvenes impetuosas e irreflexivas.
Tras la caída de la dictadura de los Coroneles en 1974, renunció al cine comercial e intervino muy activamente en un nuevo cine de autor de temática social. En su faceta como poeta escribió poemas en los que se muestra su gran conciencia política y social. Murió el 3 de octubre de 1993 en una ambulancia por sobredosis de barbitúricos.
Os dejamos por aquí un poema de muestra:
XL
Si alguna vez me pillas mintiendo
—déjame que te diga—
no te apresures y no me llames mentirosa.
Es ahora cuando ya no puedo distinguir
y confundo dónde se acaba el sueño
y dónde empieza la verdad…