«Mucho menos conocido es el plan mejor guardado de la dictadura franquista, tal vez por haber sido también continuado por el Estado democrático surgido de la Transición. Nos referimos a la destrucción no solo del patrimonio material de los anarquistas españoles, sino también a su persecución y aniquilación física y espiritual hasta hacer desaparecer esa otra manera de pensar, de estar, de entender y practicar esa sociabilidad igualitaria y colectivista sobre la que los anarquistas querían edificar el mundo nuevo. Desprestigiados por idealistas. Desautorizados, estigmatizados y perseguidos por violentos […] Los anarquistas, que un día ostentaron la más alta autoridad moral, la que emanaba de su coherencia y rectitud personal, de la confianza de sus vecinos y el compromiso con sus compañeros, fueron borrados como esa posibilidad que ellos ejemplificaron con sus vidas de querer vivir en la Anarquía».

El lenguaje secuestrado, Antonio Orihuela (Piedra Papel Libros. Jaén: 2018). Foto Víctor Cobaleda.